lunes, 6 de agosto de 2012

Ser un luchador


                   Ser un luchador
Desde pequeños, y a medida que nos vamos haciendo mayores, nuestros familiares nos enseñan que en la vida hay que ser un luchador. En la vida hay que ser un luchador para poder conseguir siempre lo que quieres: ser una persona honrada, independiente… para tener unos estudios, para poder estar contento contigo mismo.. para todo esto hay que ser un luchador.
Yo tengo la certeza que que lo he sido. He luchado día tras día para conseguir siempre el nivel más alto que se encuentre dentro de mis limitaciones y de mis discapacidades. Y aquí estoy, con mi graduado de la ESO conseguido, con un montón de retos conseguidos por mí mismo, con una independencia que ya les gustaría a muchos tener, después de haber pasado 5 años alejado de mi familia… yo podría ser, y no es que yo lo diga, sino que sé que muchos lo piensan, un ejemplo de esfuerzo y superación.
Aún recuerdo de chico, cuando a mi corta edad ya no bajaba a jugar al parque para quedarme estudiando para el día siguiente, y cuando me iniciaron el sistema Braille… ahí aún era pequeño, me quedaba muchísimo por aprender y por entender de esta vida, como es normal. No todo se puede aprender de un tirón y de un día para otro.

Usamos la frase “ser un luchador” para todo, quizás de una manera demasiado fácil a mi modo de entender. Yo he sido un luchador, como ya digo, y he sido capaz de afrontar miles y miles de cosas que la vida me ha tenido preparadas, porque así es Joaquín, porque así me han enseñado que tengo que ser y porque, luchando, me siento una persona más libre, más feliz, más competente….
Todo esto queda muy bonito, parece que ya he conseguido ser verdaderamente una persona con muchas cosas conseguidas. Pero no, yo pienso que aún me queda una cosa imprescindible por conseguir, y por la que tengo clarísimo que he luchado desde bien pequeño, de una forma o de otra. Hablo sin duda del amor. No me refiero por supuesto al amor de mi familia o de mis amigos, que ya les gustaría a muchos tener la pedazo de familia que tengo yo o los pedazo de amigos que tengo. No, para nada, yo me refiero a otro tipo de amor: Me refiero a ese amor entre dos personas, a ese “amor de pareja” como se suele conocer.
El otro día me encontré con algo que me llamó mucho la atención. Yo soy una persona que reclamo mucho de la libertad, quiero ser libre, feliz, independiente… Pues bien, como digo, el otro día, la chica que me gusta, me dijo que intentase enamorarla. Sí, sí, había pasado por una etapa de su vida bastante mala, y sabía que yo la quería, así que me propuso un reto: Enamorarla.
Ya os podéis imaginar mi euforia. En ese momento sí que me sentía libre y feliz. Sin embargo, ella no se sentía bien. Cuando hablaba con ella la notaba tensa, agobiada, triste… me decía que no sabía si lo había hecho bien, y la verdad que estas palabras hacían que yo mismo me sintiese mal.
Al día siguiente, y después de comentar todo esto con mis mejores amigas, me dijo que necesitaba “disfrutar de su soltería”, que lo había pasado muy mal durante mucho tiempo y que ahora no, no se sentía suficientemente madura como para establecer algo con otra persona. No es porque fuese yo, Joaquín, sino porque no sería capaz de enamorarse de una persona.
Ya sé que al menos lo intentó y valoró todo lo que día a día me esfuerzo por quererla, por estar con ella… pero no sé, esto es lo que me hace pensar si de verdad en esta vida me merece la pena ser un luchador.
Ahora mismo, sinceramente, me importa muy poco mi graduado de la ESO, aunque me encanta tenerlo, no lo voy a negar, es un  título importante; pero creo que necesito llenar ese huequecito de mí que me hace sentirme, en algunas ocasiones, tan desafortunado y, sobretodo… tan poco luchador.

No hay comentarios: