miércoles, 18 de agosto de 2010

UNA BUENA LECCIÓN

Susi, Angy, Petther y Adela eran muy buenos amigos, una pandilla inseparable. Como siempre, había una persona que era la que lo planeaba todo, y los demás se dejaban manejar. En esta caso, hablamos de Adela. Tenía 15 años y ya hablaba de porros, drogas…
Adela físicamente también era la más mona de la pandilla, tenía un físico bastante vistoso, y eso, queráis o no, dice mucho de ella.
Aquella noche, les dijo a sus amigos que esa noche iba a ser una noche loca, llena de porros, bebidas…

Así fue. Lo pasaron muy bien, se hartaron de alcohol, porros, tabaco…todo esto acompañado de rollo sexual y música en una discoteca buenísima. Culos, tetas…
Cuando se disponían a ir su casa estaba amaneciendo, estaban con resaca y no querían que sus padres los vieran en ese estado…
Pero Angy se en detuvo. Decía que se encontraba mal, mareada…
--¿Qué dices tía? Ni me jodas—dijo Adela—No nos digas eso por Dios!!
--Que sí tíos—dijo Angy-- ¡Que me encuentro mal! ¡ayyy que mareo por dios llevadme al hospital más cercano!

School City, ese era el hospital más cercano.
Llegaron, tomaron los datos de la enferma.
Tenían que llamar a sus padres.

--¿Sí?—dijo una voz dormida
--Buenas noches—dijo la señora de recepción-- ¿Familiares de Ángela González?
--Sí—dijo la voz-- ¿Quién es?
--Le llamo del hospital School City—explicó la recepcionista—su hija está ingresada. Al parecer ha tenido un mareo cuando iba con unos amigos. Por favor, pásese por aquí lo antes posible. El médico aún no puede decir nada, necesitamos hacer unas pruebas.
--Ahora mismo vamos—Dijo nerviosa la madre de Angy—No sé cuánto tardaremos, pero ya mismo estamos ahí. ¿Están sus amigos?
--Sí—Dijo la recepcionista—Hasta ahora.
Los padres tardaron un rato en llegar. Mientras tanto, los amigos de Angy estaban en el hospital, con muchísimo sueño, pero comprendiendo que ahora tenían que estar con su amiga más que nunca.
Los médicos estaban observando a Angy. Todavía no se podía decir cómo estaba ni la causa de su mal estado. No sé podía decir aún si era por los porros o por lo que habían bebido, aunque precisamente ella no había bebido mucho…

Llegan los padres.
--Buenas noches—dijeron a la chica de la recepción—somos los familiares de Ángela González. ¿Dónde están sus amigos?
--Ahí—les señaló la señora—aún no sabemos nada de su hija. Tendrá que permanecer unos días ingresada. Aunque supongo que el médico os informará con más detalle del estado de Ángela.


-Buenas noches—dijeron los chicos—tranquilos, vuestra hija está siendo observada por los médicos. Si quieren, esta noche nos quedamos aquí todos. Pero mañana ya nos quedamos nosotros con ella. No sabemos la causa de su estado, aunque podemos reconocer que Adela nos aconsejó unos porros y unas bebidas con alcohol. Total, que nos enganchamos, bebidos, tomamos porros… y ya ven ustedes nuestro estado. Hay que reconocer que su hija no ha bebido mucho. Tampoco ha fumado mucho, así que habrá que esperar a ver qué nos peden decir los médicos sobre su estado. En cualquier caso, sentimos muchísimo todo lo sucedido y nos hacemos cargo de la situación. Aunque en realidad la verdadera responsable de todo esto es Adela.
Tensión, mucha tensión y nerviosismo.. pero sobretodo, dudas, preguntas, miradas y malos rollos es lo que se respiraba en el hospital entre la pandilla y los padres de Angy.
--¡Joder qué sueño!—bostezó Susi—En fin, me temo que esta noche nos toca estar unidos a todos por nuestra querida amiga Angy. Ya tendremos tiempo de dormir y de todo lo que haga falta. Ahora lo importante es ella…
--Desde luego—afirmó Petther—ahora lo importante es que nuestra amiga se recupere lo antes posible. Y que se descubra el motivo de su estado. Todos bebimos y fumamos porros y, curiosamente, sólo se ha puesto enferma ella… es algo tan raro…
--Lo que no comprendo—dijo el padre—es cómo en esta mierda de sociedad del siglo XXI solo se piensa en porros, bebidas y sexo. ¡Parece que es lo único que os importa a todos! Cuando nosotros éramos adolescentes, como vosotros, no habíamos tenido una vida tan buena como vosotros. Y vais vosotros y la desperdiciáis. Sinceramente, no lo logro entender. Y un buen ejemplo de que esta sociedad es un auténtico asco es lo que le acaba de suceder a mi hija… en fin, estoy arto de ver siempre lo mismo y de que nadie tenga narices de decir nada.
--Señor González—dijo Adela—por favor, no siga con esa actitud. Para nosotros también es muy difícil toda esta situación. Ya les hemos dicho que sentimos muchísimo todo lo sucedido, aunque no creo que lamentándonos consigamos algo, sólo ponernos más nerviosos y tensos. Respecto a lo que dice de esta sociedad, le puedo asegurar que en su tiempo de adolescente no había de nada. No comprendemos cómo pudisteis superarlo.
--Pues muy sencillo—dijo el padre—Valorando lo que teníamos y siendo amables, respetuosos… en fin, lo que deberíais de ser vosotros. Os estáis amargando la vida con estas mierdas y lo peor de todo eso es que nos la estáis amargando a nosotros. Pobres padres que ha hemos sufrido suficiente en nuestra vida como para que ahora lleguéis vosotros y sigáis haciéndonos sufrir… sé que no estáis entendiendo nada, y esto es lo más triste de todo, sinceramente.

Miradas, interrogantes… ¿Qué decía aquél hombre? ¿Estaba loco?
Comprar a la sociedad de su época con la del siglo XXI

¡Anda que no flipaba!
Todos estos pensamientos se podían leer en los rostros de los chicos, que cada vez tenían más sueño y que los padres de Angy estuviesen allí cada vez se les hacía más pesado. Como si ellos ya no tuviesen suficiente con lo que tenían como para que ahora llegasen unos padres a darle el tostón con tonterías de la edad, de la adolescencia..

¿Adolescencia?
Se les vino a la cabeza la palabra adolescencia. Edad, amor, sexo… ¡Qué mal lo estaban pasando cuando no bebían o fumaban porros! ¡Qué tostón en el colegio con aquellos profesores viejos con bastón! ¡y sus padres, por Dios, que padres… siempre riñendo o pidiendo explicaciones!

Pasaron una noche muy movida. Los padres de Angy no paraban de meter caña con el asunto. De dormir no hablamos, en el hospital había un montón de personas enfermas, entre las que estaba su amiga que era su principal preocupación. Su amiga estaba enferma, ellos la habían enfermado, y ahora debían de estar a su lado. Eran amigos, y se suele decir que los amigos están para ayudarse.

Por fin el día siguiente. Era un día muy caluroso de verano. Los chicos continuaban (evidentemente) con su preocupación por su amiga, su sueño y su resaca que no se la quitaba nadie. Necesitaban descansar un poco, pero también sabían que su amiga era más importante que su resaca y su sueño.
Los padres sí que se marcharon. Los chicos les dijeron que no se preocupasen de nada, que ellos se encargarían de todo.
Los padres volverían por la tarde a ver qué tal estaba su hija y de paso los chicos se marcharían a casa a comer y descansar algo, la comida del hospital era francamente asquerosa y además los chicos no tenían nada de dinero… Claro, se lo habían gastado todo la noche anterior en porros, acabo y alcohol.

La mañana transcurrió muy movidita.
En medio de todo este lío, estaban los sentimientos de los chicos. Eran adolescentes, y la verdad es que se gustaban entre sí. Los chicos pensaban que las chicas estaban muy buenas, que le encantarían liarse con ellas…
Los chicos ahora que los padres se habían ido se miraron. Sentían mucha rabia, tristeza, mucho dolor… habían causado un grave estado de su amiga y eso suponía que la habían liado. No sabían de qué había sido, pero sabían que había sido culpa de todos, aunque fuese Adela quien se los recomendó, pero todos habían picado. Todos habían fumado, bebido y enrollado sexualmente, así que todos formaban parte de aquella historia y querían solucionarla cuanto antes… sin padres.

Adela era la que más había sentido todo esto. Fue a la tienda donde les vendieron los porros y el alcohol, le dijeron los ingredientes que llevaba, le dieron un porro y una botella y se la llevó al hospital. Tenían que volver a probarlo para saber lo que podía pasarles.

Llegó la tarde. Los padres de Angy llegaron al hospital. Eso significaba que los chicos se marchaban a sus casas a descansar un poco y luego volverían por la noche para permanecer la noche allí con ella.
En sus casas, la cosa estaba muy chunga. Como era natural, ya se habían enterado los padres de lo que había pasado y no hacían nada más que molestarles y reñirles. Al fin, pudieron descansar un poco. Sabían que les esperaba una noche demasiado fuerte como para no descansar antes. Ya no volverían a casa hasta… ¡Quién sabe hasta cuando! Quizás hasta que su amiga se recuperase, o quizás hasta que sus padres volviesen a ir y ellos pudieran ir a casa a descansar un poco de nuevo.
Y detrás de todo este lío estaban los interrogantes. También debían de investigar lo que podría haberle causado el mareo a su amiga y por qué a ella le había ocurrido y a los demás no les había pasado nada. Ninguno sabía si había algo más que ellos no sabían, si había mantenido alguna relación sexual, si era alérgica a los porros o al alcohol o cualquier otra cosa que pudiese haber causado aquel daño.
En todo caso, la encargada de averiguar todo esto era Adela, que, en realidad (no podemos olvidarlo) fue la protagonista de toda esta historia y es la que debía de poner más empeño para saber lo que podría haber pasado. Los demás también ayudarían, claro, les gustase o no, pero al parecer Adela pasaba un poco de todo. Era una chica demasiado pasota, como todos los de esta sociedad. Pero ella era especialmente pasota, le importaba todo una mierda…

Los chicos pudieron descansar un poco, un par de horas. De nuevo debían volver al hospital. Allí les esperaban los padres de Angy para marcharse ellos y quedarse los chicos con ella hasta la tarde siguiente o… hasta no se sabía cuando. Eso ahora no era importante. Se encontraban un poco mejor, aunque ahora necesitabas una buena ducha para relajarse y pensar una solución para todo este problema.

¿Problema? ¿Solución? ¡Vaya lío en el que se habían metido por unos porros que les recomendó Adela!.

Cogieron algo de comida de casa, la chaqueta y un par de cosas más que les harían falta. Y se pusieron en camino hacia el hospital.
Al llegar (el primero fue Petther) se encontró con los padres de Angy, sentados, en silencio... parecía que tenían sueño y que no tenían ganas de estar allí.

--Buenas tardes señores González—les dijo Pether—pues nada, ya se pueden marchar, ya estamos aquí nosotros para estar con su hija. Déjenme su teléfono por si pasa algo poder pegaros un telefonazo, ¿ok?
Los padres le dejaron el teléfono y se marcharon sin decir palabra. Estaban hasta el moño de aquellos chicos, siempre tenían problemas...
Al rato fueron llegando todos los demás... bueno, todas las chicas, en realidad sólo faltaban las chicas.
Aquella noche sí hubo novedades, y de las gordas...
Los médicos ya sabían la causa del estado de Angy. Los porros, eso había hecho que la chica se encontrase mal. Así que ya tenían suficientes pruebas como para poder decir que Adela había sido la que verdaderamente había sido la protagonista de todo esto.
Adela, por su parte, negaba haber querido hacer algo tan terrible a su amiga, decía que donde los había comprado le habían asegurado que no eran malos y que no causarían ningún malestar grave en el cuerpo de los chicos.

--¡Que no joder!—decía Adela—que me han dicho que eran muy buenos. ¿Qué iba yo a saber de que podría pasar todo esto? Por favor, no os enfadéis conmigo. En este momento todos tenemos que estar unidos. Esperando a los resultados y apoyándonos los unos a los otros. Siempre hemos sido muy buenos amigos y ahora no creo que queramos pelearnos por esto. En este momento, amigos, es cuando más nos necesitamos. Pero, sobretodo, cuando más nos necesita.
Señaló la habitación donde se encontraba Angy.
Los demás se miraron. Quizás Adela podría llevar razón y la mejor manera de solucionar todo esto no era pelearse.
Así que asintieron con la cabeza. Recordaron tantísimos momentos que habían vivido juntos.
Desde los inicios de su niñez, en la guardería. Luego en el colegio, con sus profesores, con sus líos... qué años más estupendos! Todos deseaban poder volver a esa fase de su vida, tan emotiva, tan bonita... y tan sencilla. Sus padres los querían, eran adorados por todo el pueblo, simpáticos, amables, buenas personas, y, por su fuera poco, la verdad es que no sacaban muy malas notas.
Pero luego llegó otra etapa nueva. Una etapa que no esperaban llegase con tanta rapidez. Sabían que tendría que llegar, pero no con tanta rapidez y haciéndoles cambiar de una forma tan radical.
Se pasaban el día discutiendo con sus familias, con los profesores, metidos en los chats, en el tuenti y en el facebook... viendo fotos de chicas o chicos que les gustaban... vamos, que su vida había pasado de pasarse el día jugando al fútbol a pasarse el día encerrado en casa, aburrido y sin hacer nada interesante para su cuerpo.
Todo esto sin contar los fines de semana, a los que se sumaban las drogas, los cigarros, los porros... que Adela siempre tenía y presumía de tener. Era la chica “moderna” de todo el grupo.

Hay que reconocer que los chicos nunca habían sido mucho de saber expresar sus sentimientos, como también suele pasar en esta sociedad. Pero, por algún motivo, ese día sabían que tenían que expresar sus sentimientos y que tenían que estar al lado de sus amigos y, sobretodo, de su amiga Angy.
De nuevo anocheció. La calma volvió a reinar en el hospital School City, al menos, por el momento.
Los chicos estuvieron mucho rato hablando de la tele, de internet, de las drogas... y concienciándose de que verdaderamente no les beneficiaba mucho todo esto. Incluso Adela optó por reconocer que tampoco a ella le gustaba mucho este vida que llevaba, pero que en verdad molaba un poco.
--A ver quién es el guapo—comentó Adela—que me quita a mí ahora del tuenti... con los tíos tan buenorros que tengo yo en mi perfil Susi, tía... ¿te has fijado en lo buenorro que está John?
--¿Y en el culazo que tiene Michel?—dijo Susi-- ¿Te has fijado?

-¿Y en las tetas de Mery?—dijo Petther—¡Madre mía, qué tetones!.
Después ellos empezaron a reírse y comentaron que lo del tuenti tampoco era malo, sólo que tenían qe tener cuidado con quién hablaban, qué fotos y qué perfiles visitaban...

Los chicos se quedaron parados. ¿Cómo podían hablar de estas cosas estando en la situación que estaban¿, con su amiga enferma y ellos hablando de culos, tetas y sexo.
De nuevo llegó el médico con nuevas noticias. Parecía que Angy debería de permanecer allí por período de unas semanas. _Su estado no era muy bueno y la chica aún permanecía insconsciente, no sabía dónde se encontraba, ni por qué, ni reconocía a los médicos.. nada, ella no se acordaba de nada.
Los chicos no sabían qué pensar. Por una parte, eso podía ser una ventaja, así no les reprocharía nada porque no sabía lo que estaba sucediendo. Pero por otra parte, ella era la enferma y lo más lógico era que se enterase de que estaba en un estado grave y que debía de estar unas semanas ingresada en el hospital. Semanas que, claro, también serían difíciles para su familia y para los chicos, que, por supuesto, daban por entendido, que sus vacaciones de verano se habían acabado. Ni morenazas en la playa, ni hartón de cocacola en los chiringuitos... ¡ni botellón los fines de semana! Qué desastre...
Los padres de Angy aún no sabían nada. Los chicos decidieron que mejor no los llamarían, no querían ponerles más nerviosos de lo que ya estaban, pues no serviría de nada decirles que su hija tenía que estar unas semanas en el hospital. Ya se lo dirían cuando llegase el momento.
Esa noche ya no hubo más novedades. Había sido un día estresante, agotador y muy reflexivo. Ya no se acordaban de la resaca, pero lo que no se podían quitar de la cabeza eran los porros y todo lo que se habían tomado... por ello estaban allí.
Fueron pasando los días, y, lógicamente, había novedades, muchas novedades..
Angy parecía que iba recuperándose, aunque demasiado despacio, pero sí... parecía que muy poquito a poco iba tomando conciencia de todo lo que había pasado y que pronto podría regresar al hospital.
Los chicos por su parte, seguían muy pensativos. Hablaban mucho entre ellos sobre muchos temas. Creían que todo este tema había hecho que se reencontraran como en los tiempos antiguos, y recordando que lo más importante no es juntarse para ir de juerga, sino la amistad y el amor que había entre ellos.

Conforme fueron pasando los días, todo pudo ir volviendo a la normalidad y parecía que Angy pronto podría regresar a su casa.
Así fue, como un día el médico dijo que ella ya podía volver, que tendría que tomar algunas pastillas, pero que podía volver a casa.
Los chicos ahora se dieron cuenta de que tenían que dejar de beber, fumar y drogarse. Por ellos, por su salud y por los que los rodeaban.
Hasta Adela cambió radicalmente.
Este cambio hizo regresar al pasado a los chicos. Aunque de otra forma distinta, como unos adolescentes, pero de nuevo fueron felices con ellos mismo. Charlaban, jugaban, reían y hablaban de distintos temas... y de tetas, culos y sexo.
Los padres también estaban encantados con este cambio. Pensaban que era lo mejor para sus hijos.
Angy fue recuperándose positivamente y les agradeció enormemente que estuviesen con ella.

--No—dijeron los chicos—entre amigos, todo es poco.

jueves, 12 de agosto de 2010

Harto de todo

Hola Gente.
Pues nada, que pongo aquí esta entrada porque necesito deahogarme.
Estoy harto, hartísimo de esta vida. De esta etapa por la que estoy pasando que cada vez me tiene más fastidiado y que, sinceramente, no veo muchas cosas buenas de ella. No sé si dentro de un poco podré decir lo contrario o, al menos, algo positivo.
Ya no es todo como cuando tenía 8 añitos. En esa edad todo era fantástico, mis padres eran estupendos, tenía amiguitos en el cole (aunque debemos de recordar que en mi caso esto tampoco sucedió mucho), todo el mundo me veía fantástico, un chaval estudioso, maravilloso y muy pero que muy simpático, además de otras muchas cualidades.
Siguieron pasando los años. Sevilla, Cabra, familia, cada vez más dificultades, los audífonos... y llegamos a esta etapa.
Al principio todo parecía que no cambiaba. Eso me tranquilizaba. Además, tenía una especie de pandilla aquí en Cabra y bueno, podamos decir que estaba más feliz conmigo mismo, aunque reconozco que también tenía mis cosas, pero no tanto como ahora. Siguieron pasando los meses, seguía con lo mismo, aunque mucho más complicado. De chicas no hablamos, no hay forma de poder ligarme a ninguna, y mira que hay que reconocer que ahora estoy mucho más delgado y algo mejor que hce unos añitos... la familia cada vez me entendía menos (evidentemente, yo a ellos tampoc...) y, para rematar la faema, los amigos se van por otra parte. Van pasando cosas, problemas, parejas que no me apetece contar aquí... hasta hoy, la destucción total de la pandilla. En realidad, no creo que nunca llegasemos a ser una verdadera pandilla, pues no me aceptaban como yo era, pero no sé, había ciertas personas que me daban muchas esperanzas, ahora ya no.
Como comprenderéis, estoy de un cabreo increible, más confuso que nadie pero, sobretodo, más triste y amargado que nadie.
Y lo peor de todo esto es que transmito todo esto a las personas que de verdad me quieren, mi familia, mis pocos amigos, mis amigos del msn... en fín, que tengo una vida amargante y amargo la de los demás.
Sé que podéis pensar que soy un asqueroso, que no tengo corazón, que... pensad lo que queráis, de verdad, tenéis todo vuestro derecho, sobretodo los que me aguantáis día a día. Pero os puedo asegurar que si para vosotros esto es difícil para mí la dificultad es más grande, se triplica o incluso se cuatriplica.
Todo esto es triste, pero es la realidad. Y no creo que el supuesto Dios ni la iglesia pueda hacer de la realidad algo mejor y arreglar todo esto.