La tristeza que me invade
El otro día,
en las redes sociales, leí algo que ya me temía desde hace ya tiempo, pero que
no terminaba de entrar en mi cabeza, era demasiado duro. Después me enteré por
otros medios de que era cierto lo que había leído: Han cerrado en Centro de
Recursos Educativos Luis Braille, de Sevilla. Sí, han cerrado el colegio donde
he estado cinco años. Han cerrado un sitio donde he llorado, donde he reído,
donde he conocido a muchísimas personas que ahora significan mucho para mí, y
otras a las que conocí, pensé que serían mucho para mí y me equivoqué. En
definitiva, han cerado un sitio que, a mi modo de entender y sé que al de
muchas otras personas, no tendrían que haber cerrado.
Debo de
sentirme afortunado por haber podido formar parte de ese sitio durante
tantísimo tiempo he estado y de haberlo disfrutado tanto como lo he hecho, de haber
aprendido todo lo que he aprendido, de conocer a tantísimas personas que
marcan, sin duda, mi día a día... Sí, es verdad, debo de sentirme muy
afortunado, porque habrá chicos que ahora necesiten entrar en el CRE y sólo les
quede irse a Madrid, ya que es el único Centro de Recursos Educativos que no
han cerrado aún. Y digo aún porque, visto lo visto, y tal y como está la cosa,
sé que algún día lo cerrarán también.
Me da
muchísima pena por mí y por otras muchas personas que hemos disfrutado de ese
sitio tantísimo. Tantos compañeros que hemos podido conocernos allí, tantos
llantos, tantas risas, tanto aprendizaje... Y, ¿por qué no decirlo? Tanto amor.
Porque entre nosotros, los discapacitados, también hay amor y amistad. Es lo
que comentábamos el otro día, al enterarnos de la noticia, que todas las
personas que hemos formado parte del CRE de Sevilla debemos de sentirnos muy
afortunados, porque habrá personas que en estos momentos estén necesitando
estar allí y ya no va a poder ser. Van a tener que ir al de Madrid, ver si hay
suficientes plazas para satisfacer todas las necesidades de los chicos que
quieran acudir allí y, si tienen suerte, entrarán.
Pero no sólo
me da pena por esto, sino también por todos los profesionales que forman parte
de este CRE. ¿Qué va a pasar con ellos?, ¿no les va a servir de nada tantísimos
años luchando por y para la ONCE? Yo mismo, con
mis propios ojos, he estado con personas que darían todo por y para la
ONCE, que aman a la ONCE y a ese CRE como si fuese su segunda casa... ¿Qué va a
pasar con todas esas personas? ¿las
jubilarán a todas y aquí no ha pasado
nada?, o por el contrario, ¿se les valorará todo el esfuerzo que han hecho y
verán la forma de acoplarlos en otros sitios? Son muchísimas preguntas, y muy,
pero que muy pocas respuestas para todo esto.
Desde aquí, y
aunque sé que no servirá de mucho, me gustaría expresar mis ánimos a toda las
personas que forman parte de ese CRE, y también a nosotros, los alumnos que
estamos sufriendo su cierre, porque no podéis imaginaros lo doloroso que es
enterarte de todo esto.
Joaquín
Caballero Moral.