Sorpresas,
ilusiones, sueños y desengaños
No suelo escribir sobre lo que leo,
pero en esta ocasión sí me gustaría hablar sobre "Carolina se
Enamora", un libro del gran escritor Federico Moccia. No pretendo hacerle
ningún tipo de propaganda al autor ni a sus libros, simplemente me ha impactado
muchísimo este último libro suyo que he leído y me gustaría compartir mi
opinión con vosotros, pero sin desvelaros de qué trata.
Me ha impresionado mucho, como digo,
porque es cierto que, cuando estás en la adolescencia, van surgiendo en ti un
sin fin de cosas que, poco a poco, te van haciendo dejar atrás esa niñez para
convertirte en un adolescente.
Es cierto que en la adolescencia
pueden cambiar muchas cosas en nosotros, puede que nos creamos que debemos
seguir un camino y que nos estamos rodeando de las personas que realmente
estarán a nuestro lado pero... ¿realmente es esto cierto? Yo creo que no, que
éste es el periodo donde más errores cometemos, donde nos creemos que lo
sabemos todo y que nos rodeamos de personas que realmente son necesarias para
nosotros y que seguirán siendo nuestros amigos durante toda la vida. ¿Lo son,
realmente, cuando más los necesitamos? Creo que no.
Aunque esto de la amistad es un tema complicado, pues puede que tengas
unas amigas desde la niñez y que, en un momento concreto, ¡zas!, te dan la
puñalada y te quitan lo que más quieres o lo que, en ese momento, es más importante para ti. ¿Que no puede
pasar? Pues claro que puede pasar...
Entramos ahora en un tema mucho más
complicado aún que la amistad: El primer amor. ¿Quién no ha tenido un amor
adolescente?, ¿qué persona de las que está leyendo esto no ha sentido mariposas
en el estómago al encontrarse con una persona especial, con una persona que le
ha hecho sentir cosas que jamás había
sentido? Vale, quizás algunos no hayáis
sentido esto, pero sé que, a la mayoría de las personas, sí que nos ha pasado,
y digo nos porque me incluyo a mi mismo
como el primero y como el corazón más roto de España, de Europa y del Mundo. ¡Por
favor, que nadie sienta pena por mí!, pues esto es algo que creo que debe pasar
y que es inevitable y, a la vez, es algo que te enseña a valorar mejor las
cosas.
¿Que
aún no he encontrado a esa persona que me haga feliz, que me quiera tal y como
soy, con mis defectos y con mis virtudes? Está claro que sí, que es eso. No
culpo a las personas a las que he "amado" (y lo pongo entre comillas,
que conste, porque la palabra amor me parece muy fuerte), pero tampoco me culpo
a mí mismo. Hasta hace unos meses, os diría que el mor es imprescindible y que
"necesitaba" a una persona que me amase a mi lado. Ahora no. No es
que no quiera que aparezca a esa persona, no es que no siga creyendo en el
amor, pero creo que todo debe de llegar a su tiempo. Es verdad que hay cosas
que me hacen creer cada día menos en el amor, pero luego vuelvo en mí, pienso
en mis creencias, en mi forma de ser... y me digo a mí mismo que sí, que el
amor existe. ¿Que estoy equivocado? ¡Pues quizás!
Pero bueno, me estoy yendo por las
ramas. Lo que intento expresar es que es cierto que, en la adolescencia, vas
sintiendo un sin fin de sentimientos, de sorpresas, de emociones... que se van
apoderando de ti transformándote en otra persona, haciéndote ver las cosas de
otra manera... Me da pena que, hoy en
día, los jóvenes ya no sean (lo siento, pero aquí no voy a incluirme a
mi) de ver lo maravilloso que puede ser un amor adolescente, encontrar a la
persona ideal... ahora parece que lo importante es tener más dinero, ser el más
guapo y saber impresionar a la persona que te gusta. O peor aún, no saber
reconocer que te estás enamorando, no ser sincero con los demás y, sobre todo,
contigo mismo en este aspecto. Creo que esto es algo muy grave y que debería de
cambiar. Dejémonos de botellón, de fiestas y de todo lo demás. Busquemos dentro
de nosotros, levantémonos una y mil veces.
Apreciemos, de verdad, cada momento de
nuestra adolescencia. Saboreemos el amor, la felicidad, el creer que estás
estás enamorado... son sentimientos que, seguro, nos llevarán a muchos
quebraderos de cabeza, pero que, en realidad, también deben formar parte de
nuestra vida. Soñemos, deseemos, amemos y hagamos de nuestra vida una ilusión.
Joaquín
Caballero Moral