Con tan sólo el título de este artículo creo que ya lo estoy diciendo
todo: nos estamos volviendo locos, y yo el primero, por supuesto. Y que
conste que no voy a hablar de la locura, de lo que significa estar
loco, de a quien se le puede llamar loco o de qué tratamiento les
estamos dando a quienes así son calificados. La enfermedad mental es un
tema muy serio y por ahí no van mis tiros, todo mi cariño para esas
personas por adelantado.
En la sociedad en la que vivimos vemos que todo es trepidante en
cuanto a tecnología se refiere, parece que somos incapaces de vivir sin
internet, sin un ordenador o un móvil y sin las redes sociales. Cuando
nos falta internet por alguna razón, parece que nos falta algo vital, es
como si fuésemos seres defectuosos y necesitáramos navegar por la red
para sentirnos completos. ¿Qué locura, no? Pero ya no sólo es con
Internet, es que también pasa esto si no estás atento a las redes
sociales, con el Facebook, el Twiter... ¿de verdad es necesario colgar
en las redes todas y cada una de las cosas que hacemos?
Yo soy el primero que utiliza las redes y que creo que son magníficas
si se saben usar adecuadamente, pero hay muchas personas que le dan un
mal uso a estas nuevas tecnologías que, se supone, están para hacernos
la vida un poco más sencilla y no más difícil. Por ejemplo, hay ciertas
personas que se dedican a alardear en las redes sociales de todo lo que
hacen y a presumir de ello, es como si usasen las redes con fines
publicitarios, y a veces sin el como, otras porque eso de verse en
pantalla o es así o jamás saldrán en nada. A veces me dan ganas de
contestar: ¿Qué quieres un pin? Yo creo que no hay que alardear de todo
lo que se hace, y menos de lo que se hace por los demás, sino que hay
que hacerlo porque sí, porque te apetece hacerlo o porque simplemente es
tu trabajo.
Antes, lo recuerdo de pequeño, cuando no había tantas tecnologías ni
estábamos tan "conectados", se disfrutaba de una buena cerveza o un buen
café con amigos y podíamos pasarnos las horas hablando con ellos, en
persona, cara a cara. Ahora, preferimos mandarles un WhatsApp y decirnos
"a ver si nos vemos", pero... ¿cuándo nos vemos realmente? Cada vez hay
menos tiempo para ese café o esa cerveza, y más tiempo para usar
internet y las redes sociales. ¡Qué triste!
Pero no es sólo por esto por lo que nos estamos volviendo cada día
más locos. También está el tema de las apariencias y de fijarnos sólo en
lo físico. ¡Cuánta gente que aparenta ser lo que en realidad no es sólo
para ser bien recibida por su círculo de "amistades"! Ahora, si no usas
WhatsApp, si no vas a los mismos sitios que van casi todos y si no
haces lo que los demás, eres un bicho raro, y así te lo hace saber tu
entorno. ¿Dónde ha quedado nuestra personalidad? Creo que tendríamos que
pensar un poco en qué nos gustaría hacer a nosotros, seguir nuestras
ideas, nuestros pensamientos... y no dejarnos guiar tanto por los demás.
Nosotros somos dueños de nuestra propia vida, y no debemos permitir que
sean los demás los que la manejen. ¿Qué más da lo que piensen los demás
de nosotros? Mientras que no hagamos daño a nadie con nuestras
opiniones y con nuestros actos, no tenemos por qué dejar de ser nosotros
mismos.
Y por otra parte tenemos el tema de valorar a las personas sobre todo
por su físico. Parece que importa más que tengas un buen físico a que
tengas un buen corazón y seas una buena persona. Lanzo desde aquí una
pregunta a todos los que intentan cambiar su físico: ¿Lo hacéis por
vosotros o por el qué dirá la sociedad que os rodea? Si se hace por
nosotros mismos y para sentirnos mejor me parece perfecto, y creo que es
una buena iniciativa para mejorar nuestra autoestima y en algunos casos
nuestra salud. El problema es cuando se hace por lo que dicen los
demás, cuando cambias tu físico porque a la persona que tienes a tu
lado, o al grupo con el que te relacionas, no le gusta cómo eres y te
"obliga" a que cambies. No lo entiendo, perdonad, al menos yo soy como
soy, y las personas que decidan estar en mi vida tendrán que aceptarme
tal cual, con mis defectos y con mis virtudes, al igual que yo acepto a
los demás. ¿O es que ahora importa más tener cuerpo de gimnasio que
mente sana y gran personalidad? Claro, lo ideal sería tenerlo todo, pero
para mí vale más lo segundo que lo primero. El cuerpo se esculpe si te
lo propones, la mente para muchos es imposible mejorarla y por eso es la
fundamental. ¿Qué importa tener un cuerpazo estupendo y luego ser un
imbécil integral? Yo contesto, poco, la verdad.
También hay personas que piensan que los que tenemos alguna
limitación, da igual del tipo que sea, no tenemos derecho a enamorarnos y
a tener una persona en nuestra vida como pareja. Yo conozco a personas
ciegas que se han enamorado de personas "normales", y también conozco a
personas sin ninguna limitación que se han enamorado de personas que sí
la tienen. ¿Y qué pasa? ¿No tenemos derecho a ser felices y a ser dueños
de nuestra propia vida? ¿Quiénes son esa gente para criticar nuestra
felicidad y nuestra vida? Contesto yo otra vez, no son nadie.
Y sólo he hablado de estos temas, no he tratado ni de política, ni de
educación, ni de justicia, ni de los refugiados, ni de las guerras, ni
de tantas y tantas cosas que seguro terminarían haciéndome afirmar que
este mundo no es que se esté volviendo loco, está totalmente loco.
martes, 10 de mayo de 2016
lunes, 13 de julio de 2015
Mi pasión por la radio
Mi pasión por la radio
Antes de empezar, me gustaría dejar claro que con este
artículo no pretendo dar publicidad a Radio Atalaya ni tampoco a mi programa de
radio, lo único que pretendo es agradecer y echar la vista atrás.
El pasado sábado hizo un año que comencé una nueva aventura en mi
vida, un programa de radio en Radio Atalaya de Cabra, "hablando sin
WhatsApp", un programa de entrevistas a personas que pueden resultar
interesantes. Ya desde pequeño, me gustaba mucho hablar con todo el mundo, raro
era el día que no salía a la calle y me paraba con un montón de gente...
Desde el principio, Radio Atalaya me lo ha puesto muy fácil
y ha puesto todas las facilidades a mi alcance. Es un lujo poder contar con
este equipo de profesionales y, en especial, con mi amigo José Luis
Serena; sin él, sin duda, nada habría
sido posible. Radio Atalaya es una radio para todos y de todos, sin ningún tipo
de discriminación ni prejuicio, donde lo importante no es cómo seamos las
personas, sino lo bien o lo mal que realicemos nuestro trabajo, el cariño y el
amor que le pongamos a lo que hacemos. Y, modestia aparte, creo que en eso yo
me llevo la medalla de oro.
La verdad que no me costó mucho decidirme a hacer este
programa de radio, porque desde el principio tuve claro que ahora era el
momento, y que tenía que hacerlo porque es lo que quería. Empecé con algo de
miedo, no lo voy a negar, pero, los que entienden de esto dicen que pronto se
me pasó el miedo y he ido mejorando programa tras programa.
Por mi sesión han pasado muchas personas para hablarnos de
diversos temas. Desde fotógrafos hasta catedráticos, pasando por escritores,
artistas musicales... y la verdad que agradezco también el poder contar con
ellos para realizar esta aventura.
¿Y qué decir de mis escuchantes? ¿Qué sería de mi programa
sin ellos? Ese club de fan incondicional que se ha ido formando y que, sin
duda, son parte imprescindible de mi programa. Porque sus comentarios en las
redes sociales, sus mensajes... me hacen mejorar cada día y
realizar las entrevistas cada día con mayor ilusión. Gracias también a ellos.
No voy a olvidarme de mi familia, que también ha estado muy
presente en este nuevo reto. Ellos, que me han ayudado en todo lo que he
necesitado y que siguen haciéndolo incondicionalmente. Y esa persona tan especial para mí, que ha
decidido acompañarme tan fielmente en esta nueva anudadura y que me ayuda a
preparar las entrevistas, a desenvolverme mejor, a conocer al invitado... Mi
padre. Él, que no le gusta que le alague de esta forma y lo sé; él, que se
empeña en que cada programa lo haga mejor; él,
que siempre está dispuesto a echar una mano...
Gracias, de corazón, a todos los que hacéis posible que esta
apasionante aventura sea posible.
viernes, 9 de enero de 2015
Sorpresas, ilusiones, sueños y desengaños
Sorpresas,
ilusiones, sueños y desengaños
No suelo escribir sobre lo que leo,
pero en esta ocasión sí me gustaría hablar sobre "Carolina se
Enamora", un libro del gran escritor Federico Moccia. No pretendo hacerle
ningún tipo de propaganda al autor ni a sus libros, simplemente me ha impactado
muchísimo este último libro suyo que he leído y me gustaría compartir mi
opinión con vosotros, pero sin desvelaros de qué trata.
Me ha impresionado mucho, como digo,
porque es cierto que, cuando estás en la adolescencia, van surgiendo en ti un
sin fin de cosas que, poco a poco, te van haciendo dejar atrás esa niñez para
convertirte en un adolescente.
Es cierto que en la adolescencia
pueden cambiar muchas cosas en nosotros, puede que nos creamos que debemos
seguir un camino y que nos estamos rodeando de las personas que realmente
estarán a nuestro lado pero... ¿realmente es esto cierto? Yo creo que no, que
éste es el periodo donde más errores cometemos, donde nos creemos que lo
sabemos todo y que nos rodeamos de personas que realmente son necesarias para
nosotros y que seguirán siendo nuestros amigos durante toda la vida. ¿Lo son,
realmente, cuando más los necesitamos? Creo que no.
Aunque esto de la amistad es un tema complicado, pues puede que tengas
unas amigas desde la niñez y que, en un momento concreto, ¡zas!, te dan la
puñalada y te quitan lo que más quieres o lo que, en ese momento, es más importante para ti. ¿Que no puede
pasar? Pues claro que puede pasar...
Entramos ahora en un tema mucho más
complicado aún que la amistad: El primer amor. ¿Quién no ha tenido un amor
adolescente?, ¿qué persona de las que está leyendo esto no ha sentido mariposas
en el estómago al encontrarse con una persona especial, con una persona que le
ha hecho sentir cosas que jamás había
sentido? Vale, quizás algunos no hayáis
sentido esto, pero sé que, a la mayoría de las personas, sí que nos ha pasado,
y digo nos porque me incluyo a mi mismo
como el primero y como el corazón más roto de España, de Europa y del Mundo. ¡Por
favor, que nadie sienta pena por mí!, pues esto es algo que creo que debe pasar
y que es inevitable y, a la vez, es algo que te enseña a valorar mejor las
cosas.
¿Que
aún no he encontrado a esa persona que me haga feliz, que me quiera tal y como
soy, con mis defectos y con mis virtudes? Está claro que sí, que es eso. No
culpo a las personas a las que he "amado" (y lo pongo entre comillas,
que conste, porque la palabra amor me parece muy fuerte), pero tampoco me culpo
a mí mismo. Hasta hace unos meses, os diría que el mor es imprescindible y que
"necesitaba" a una persona que me amase a mi lado. Ahora no. No es
que no quiera que aparezca a esa persona, no es que no siga creyendo en el
amor, pero creo que todo debe de llegar a su tiempo. Es verdad que hay cosas
que me hacen creer cada día menos en el amor, pero luego vuelvo en mí, pienso
en mis creencias, en mi forma de ser... y me digo a mí mismo que sí, que el
amor existe. ¿Que estoy equivocado? ¡Pues quizás!
Pero bueno, me estoy yendo por las
ramas. Lo que intento expresar es que es cierto que, en la adolescencia, vas
sintiendo un sin fin de sentimientos, de sorpresas, de emociones... que se van
apoderando de ti transformándote en otra persona, haciéndote ver las cosas de
otra manera... Me da pena que, hoy en
día, los jóvenes ya no sean (lo siento, pero aquí no voy a incluirme a
mi) de ver lo maravilloso que puede ser un amor adolescente, encontrar a la
persona ideal... ahora parece que lo importante es tener más dinero, ser el más
guapo y saber impresionar a la persona que te gusta. O peor aún, no saber
reconocer que te estás enamorando, no ser sincero con los demás y, sobre todo,
contigo mismo en este aspecto. Creo que esto es algo muy grave y que debería de
cambiar. Dejémonos de botellón, de fiestas y de todo lo demás. Busquemos dentro
de nosotros, levantémonos una y mil veces.
Apreciemos, de verdad, cada momento de
nuestra adolescencia. Saboreemos el amor, la felicidad, el creer que estás
estás enamorado... son sentimientos que, seguro, nos llevarán a muchos
quebraderos de cabeza, pero que, en realidad, también deben formar parte de
nuestra vida. Soñemos, deseemos, amemos y hagamos de nuestra vida una ilusión.
Joaquín
Caballero Moral
lunes, 29 de diciembre de 2014
Adiós 2014, hola 2015
Adiós
2014, hola 2015
Se
está acabando el año 2014 y creo que va tocando hacer un "balance" de
este año que termina y darle la bienvenida a este nuevo año 2015.
Políticamente
no voy a extenderme mucho, pues ya sabemos todos que ha sido un año malo para
España y que se han hecho muchísimas cosas mal. Que se han hecho recortes en un
montón de cosas que, a mi modo de entender no deberían haberse recortado y que,
yo creo, a los políticos que gobiernan nuestro país, les importamos muy poco.
Ellos sólo miran por sus intereses personales y por los de sus familias, de ahí
que les dé igual reducir el salarioo de los trabajadores, recortar en
educación, en sanidad... pero en fin, como digo, no quiero extenderme mucho en
algo que ya está más que hablado.
Entrando
en mi terreno personal, la verdad que el comienzo del 2014 fue terrorífico,
lleno de dudas, incógnitas, a dos meses de terminar el Grado Medio de
Administrativo y con muchas, muchas ganas de terminarlo, de ser libre, de
demostrarme a mi msmo y a los que me rodean que sí, que había sido capaz de
conseguir otro de mis objetivos y que, con mucho trabajo y esfuerzo, lo había
logrado y ya tenía mi título. A finales de Febrero o principios de Marzo, no
recuerdo bien, terminé lo más importante, terminé las clases, ahora tocaban las
prácticas. A partir de ese momento ya empecé a "vivir", a hacer lo
que me gustaba, a dedicar más tiempo para mí por las tardes, a estar con mi familia,
a sentarme en la silla del ordenador, y no precisamente a estudiar... me daba
cuenta, y aún sigo pensándolo en estos momentos, que necesitaba este tiempo,
que necesitabas relajarme un poco, pensar en mi, en mi futuro, en qué quiero y
qué no quiero. Que necesitaba dejar de pensar tanto en los demás y demostrarme
a mí mismo lo que valgo, lo que siento... y creo que así lo estoy haciendo.
A
principios de Julio empecé otro nuevo reto: Mi programa de radio "Hablando
sin WhatsApp". En Radio Atalaya me trataron muy bien desde el principio y
me acogieron con mucho cariño, volcándose en mi sección y prestándome su ayuda
en todo lo que he necesitado. Aunque he puesto Radio Atalaya, sí que me
gustaría nombrar principalmente a la persona que está a cargo de esta radio en
Cabra, mi gran amigo José Luis Serena. Gracias, de verdad, a ti y todo el equipo, por hacerme sentir tan a
gusto en vuestra casa, por hacerme ver que puedo conseguir también este reto y
por tantas y tantas cosas más. Cada programa que hago me siento más seguro de
mi mismo, con más práctica... y sé que a la gente también les gusta mi
programa. Pero esto no habría sodo posible tampoco si no hubiese sido por los
invitados a lso que he llevado. Por el momento, nadie se ha negado aún a que lo
lleve a mi programa y creo que todos lo han hecho con el mismo cariño. Gracias
también a vosotros.
Como
era evidente, no voy a dejar de escribir en este artículo sobre algo que
también ha llegado a mi vida hace poco y que, sin embargo, ya significa mucho
para mí: La Biodanza y el proyecto "Crecer Feliz".
Todo
empezó cuando Luisa y Aline me propusieron que les hiciese una entrevista,
quedamos un día, me contaron un poquito cómo era esto de la Biodanza, y me
dijeron que lo mejor era que, antes de hacer la entrevista, fuese a clase a ver
de qué iba el tema. Desde el día que aparecí por clase, no he vuelto a faltar
ni un sólo miércoles. Desde el primer momento, descubrí un nuevo estilo de vida
que se adaptaba a lo que yo realmente estaba buscando, Ese relax que necesitaba,
ese contacto conmigo mismo y con los que me rodean que era tan importante para
mi mente y para mi cuerpo. Es complicado expresar lo que se siente al practicar
Biodanza, pero os puedo asegurar que, a mí personalmente, me ha proporcionado
mucho y me siento muy orgulloso, además, de pertenecer al grupo de Biodanza de
Cabra al que pertenezco.
Estar
en Biodanza también me ha hecho darme cuenta de algo que creí que no me daría
cuenta jamás, y es que, para ser feliz, no necesitas realmente a una persona a
tu lado sí o sí. Claro que puede ayudarte, claro que es bonito compartir las
cosas con esa persona especial... pero también es importante que, antes de
enamorarte, seas capaz de quererte a ti mismo, de saber lo que quieres
realmente, de entrar dentro de ti.
A
raíz de Luisa y Aline, también empecé a formar parte del proyecto "Crecer
Feliz", un proyecto que está vinculado a ayudar a las relaciones entre
padres, alumnos y profesores. Mi principal labor es la de difusión de los
talleres y actos que se van a realizar, además de algunas otras cosas. También
me siento muy, pero que muy orgulloso de pertenecer, junto con Luisa, Aline y
una gran amiga y compañera de Lucena en este proyecto. Creo que este tipo de
cosas son las que se deberían de inculcar en la sociedad en la que vivimos, que
la gente necesita sentirse bien consigo mismo, necesitan dejarse enseñar,
dejarse ayudar... En fin, que con estas cosas, el mundo es mucho más sencillo
para los que confiamos en ellas y animo a todo el mundo a que se de ese regalo
a sí mismo y entre en este maravilloso mundo.
Así
que gracias a Luisa, Aline, Lidia y todo el grupo de Biodanza de Cabra por
permitirme entrar en este mundo y por acogerme con tantísimo cariño y amor,
porque está claro que eso en este grupo nunca faltó, falta y faltará.
Por
último, y como cada año, no me gustaría dejarme atrás a mi maravillosa familia
y a mis amigos. Esa gente que lleva tanto tiempo a mi lado y que siempre me
muestra su apoyo incondicional. Ellos, que saben cuando estoy bien, cuando
estoy mal, cuando tengo algún problema... Gracias, de verdad, por dejarme
formar parte de vuestra vida, de vuestros pensamientos... y por ser mi familia y
mis amigos.
Feliz
2015 para todos, espero que este nuevo año venga cargado de cosas maravillosas
y que seamos capaces de disfrutar de cada momento de la vida como si fuese el
último.
Joaquín Caballero Moral
miércoles, 3 de diciembre de 2014
El día de la Concapacidad
Hoy,
día 3 de Diciembre, es el Día Internacional de la Discapacidad, aunque la
verdad que a mí me gusta más llamarlo "día de la concapacidad",
porque, aunque los discapacitados tengamos nuestras limitaciones, nuestras dificultades...
aunque nos cueste más hacer las cosas que a los demás, tenemos la capacidad de
luchar y superarnos para gritarle al mundo que estamos aquí.
Me
gusta este día porque también es el mío, al igual que el de otras muchas
personas que de una forma o de otra están mermados. Pero creo que es importante
que no sólo hoy luchemos por la integración de los discapacitados (o concapacitados)
en esta sociedad en la que nos ha tocado vivir. Sé que hay muchas personas y
asociaciones que, día a día, luchan porque las personas con deficiencias, ya
sean físicas o psíquicas, ocupemos un lugar adecuado, pero también sé que hay
personas que siguen pensando que los discapacitados no somos nadie, que somos
un cero a la izquierda y que no nos merecemos, ni tan si quiera, poder insertarnos
en el mundo laboral y realizar los mismos trabajos que realizan los demás.
¡Claro
que no voy a pretender que un ciego conduzca, se estrellaría nada más coger el
coche!, pero lo que sí creo que es importante es que tengamos los mismos
derechos sociales, las mismas oportunidades y no se nos excluya. Y si en algún
momento la discriminación es en positivo creo que lo tenemos merecido; todos
somos discapacitados en potencia, todos en cualquier momento pueden sufrir una
enfermedad o tener un accidente que los lleve a verse con una minusvalía y
sería triste que sólo entonces sintieran lo duro que es no ser como los demás.
Iba a escribir no ser como las personas "normales", pero no creo que
a las personas que no son capaces de ver la discapacidad como algo natural y
como un rasgo más de su identidad se les pueda considerar personas normales. ¿Y
cuántos calificados de normales dan muestra de una incapacidad sospechosa de
ser discapacidad? Basta mirar el panorama político y ahí tenemos un montón.
Es
cierto que las cosas han cambiado mucho de aquí para atrás y que, según me
cuentan los que han vivido otros tiempos, ahora mismo las personas que piensan
que los discapacitados no somos nadie son una minoría. Cada vez son más las
asociaciones y las personas que luchamos porque los discapacitados ocupemos
nuestro lugar en un mundo más justo, pero el camino por recorrer es largo y
duro porque el final del mismo está todavía muy lejos.
Me
entristece enormemente que, con lo avanzados que decimos ser y estando en el
siglo XXI como estamos, aún haya personas con la mente tan cerrada que no sean
capaces de ver algo tan simple como lo que intento expresaros en este artículo.
Me entristece que aún se siga jugando con los discapacitados y, sobre todo, que
haya personas que se crean que pueden jugar con nuestros sentimientos, con
nuestras emociones... y que nos hagan creer que no somos capaces de superar
nuestras metas y cumplir con nuestros objetivos poniendo barreras sociales,
barreras económicas, barreras psicológicas o barreras físicas, todas ellas
fácil de derribar si miramos con la óptica del progreso y con el microscopio
del egoísmo conservador.
Desde
aquí también me gustaría agradecer a todas las gentes, a todas las asociaciones
que, de una forma u otra, hacen que hoy en día los discapacitados vayamos ocupando un papel digno y se nos
empiece a valorar. Todos necesitamos que esta España sea un país más justo, con
una generación de personas que seamos capaces de valorar a los demás tal y como
son, con sus defectos y sus virtudes, y, sobre todo, España necesita huir de la
discriminación y de las injusticias que aún hoy se siguen cometiendo.
¡Feliz
día de la Concapacidad para todos! y recordad, desiguales sí, iguales en
derechos también, y siempre juntos.
Joaquín Caballero Moral
Suscribirse a:
Entradas (Atom)